¿Estás buscando una rutina de ejercicios que desafíe tu mente y tu cuerpo? Entonces, definitivamente deberías probar Ashtanga yoga.
¿Qué es el Ashtanga yoga?
El Ashtanga Yoga es un estilo dinámico y estructurado de yoga que combina movimientos fluidos, respiración controlada y una secuencia fija de posturas.
Es una práctica exigente que enfatiza la conexión entre mente, cuerpo y respiración a través de una disciplina física rigurosa.
El término “Ashtanga” proviene del sánscrito y significa “ocho ramas” u “ocho pasos”, según el sistema de yoga descrito en los Yoga Sutras de Patanjali.
Sin embargo, el Ashtanga Yoga como estilo de práctica física moderna fue desarrollado y popularizado por Sri K. Pattabhi Jois en la India.
Características del Ashtanga yoga
Aquí exploramos sus principales características para comprender mejor esta práctica:
Secuencia Fija de Posturas
El Ashtanga Yoga se organiza en seis series progresivas:
- Primera serie (Yoga Chikitsa): Limpia y desintoxica el cuerpo.
- Segunda serie (Nadi Shodhana): Purifica el sistema nervioso.
- Series avanzadas (Sthira Bhaga): Desarrollan fuerza y estabilidad extremas.
Cada serie sigue un orden estricto que se repite en cada práctica.
Sincronización de Movimiento y Respiración (Vinyasa)
Uno de los aspectos esenciales del Ashtanga Yoga es el flujo dinámico. Cada movimiento está sincronizado con una inhalación o exhalación, creando una práctica fluida y rítmica que fortalece el cuerpo y la mente.
Respiración Ujjayi
La técnica de respiración profunda conocida como “Ujjayi” es central en esta práctica. Produce un sonido suave que genera calor interno, ayuda a mantener el enfoque y contribuye a la desintoxicación del cuerpo a través del sudor.
Uso de Bandhas (Cierres Energéticos)
Los bandhas son contracciones musculares específicas que se activan durante la práctica:
- Mula Bandha: En la base del suelo pélvico.
- Uddiyana Bandha: En la zona abdominal.
- Jalandhara Bandha: En la garganta.
Estos cierres controlan y canalizan la energía vital (prana).
Enfoque de la Mirada (Drishti)
Durante cada postura, la mirada se dirige a un punto específico (por ejemplo, la punta de la nariz o el entrecejo). Esto no solo ayuda a mantener la estabilidad física, sino que también fomenta la concentración y la meditación activa.
Generación de Calor Interno
El movimiento constante, combinado con la respiración Ujjayi, genera un calor interno que desintoxica el cuerpo desde adentro. El sudor que se produce es un reflejo de este proceso purificador.
Disciplina y Constancia
El Ashtanga Yoga requiere compromiso. Al repetir las mismas secuencias, los practicantes profundizan en cada postura y desarrollan fuerza, flexibilidad y resistencia mental con el tiempo.
Progresión Gradual
El avance es intencionado y controlado. Un practicante no pasa a la siguiente serie hasta que domina la actual, lo que asegura una preparación física y mental adecuada.
Estilo Mysore: Una Práctica Individualizada
En el “Mysore Style”, los estudiantes practican la secuencia a su propio ritmo, con la guía de un maestro que ajusta y corrige las posturas según las necesidades individuales.
La historia del Ashtanga Yoga
El Ashtanga Yoga tiene sus raíces en el antiguo texto “Yoga Korunta”, atribuido al sabio Vamana Rishi. Este texto, escrito en hojas de palma, detallaba un método dinámico de Hatha Yoga que incluía secuencias de posturas conectadas con la respiración, movimientos específicos y puntos de enfoque.
En el siglo XX, Krishnamacharya, uno de los grandes maestros de yoga, redescubrió el “Yoga Korunta” en la Biblioteca de Calcuta. Con el tiempo, enseñó su contenido a su discípulo K. Pattabhi Jois, quien más tarde sistematizó estas enseñanzas en lo que conocemos hoy como Ashtanga Vinyasa Yoga.
Desafortunadamente, el texto original se perdió tras su desintegración, y su contenido sobrevive únicamente a través de esta tradición.
En la década de 1970, Pattabhi Jois comenzó a enseñar Ashtanga Yoga en Occidente, transmitiendo este estilo a estudiantes como David Williams, Nancy Gilgoff y David Swenson, quienes lo popularizaron globalmente.
Su libro, Yoga Mala (1962), también contribuyó a la difusión de esta práctica. Hoy en día, el Ashtanga Yoga es una de las formas más reconocidas y practicadas de yoga en el mundo, combinando tradición, disciplina y dinamismo.
Posturas de Ashtanga Yoga
Las asanas se organizan en seis series, cada una con un nivel de dificultad y un enfoque de trabajo corporal específico.
La primera serie, conocida como Yoga Chikitsa, se centra en la alineación del cuerpo y la desintoxicación. La segunda, Nadi Shodana, purifica el sistema nervioso. Las series posteriores se centran en la fuerza y la resistencia.
A continuación, se destacan algunas de las principales asanas:
La práctica comienza con los Saludos al Sol A y B (Surya Namaskara A y B), que calientan el cuerpo y preparan para las posturas de pie. Entre estas, se encuentran Utthita Trikonasana (Triángulo extendido), Parivrtta Parsvakonasana (Ángulo lateral girado) y Prasarita Padottanasana (Flexión hacia adelante con piernas separadas).
Las posturas sentadas incluyen asanas como Paschimottanasana (Flexión hacia adelante sentada), Janu Sirsasana (Cabeza a la rodilla), Marichyasana (Postura de Marichi) y Navasana (Postura del barco), que desarrollan flexibilidad y equilibrio.
En la sección de inversiones, se practican posturas como Sarvangasana (Soporte sobre los hombros), Halasana (Postura del arado) y Sirsasana (Postura sobre la cabeza).
La práctica finaliza con Padmasana (Postura del loto), Yoga Mudra (Sello del yoga) y la relajación en Savasana (Postura del cadáver), integrando los beneficios de la práctica.
Esta estructura de posturas es la base de la Primera Serie (Yoga Chikitsa), y prepara al practicante para progresar a las series más avanzadas con el tiempo.
El método de los seis días a la semana: Estilo Mysore
En la tradición del Ashtanga Yoga, la práctica diaria es un pilar fundamental, con una estructura que abarca seis días a la semana. Los únicos días de descanso son los sábados y los días de luna llena y luna nueva, conocidos como “vacaciones de yoga”.
Estas pausas no solo permiten al cuerpo recuperarse, sino que también honran los ritmos naturales del cosmos.
En un ciclo de cuatro semanas, esta rutina permite 22 días de práctica, alternando semanas de seis y cinco días. Este ritmo constante está diseñado para cultivar la disciplina, la fuerza mental y la devoción espiritual necesarias para avanzar en el camino interno del yoga.
Practicar Ashtanga Yoga seis días a la semana no solo fortalece el cuerpo, sino que también fomenta un compromiso profundo con la búsqueda de la paz interior.
Es una invitación a los practicantes a integrar el yoga como una parte esencial de su vida diaria, beneficiando tanto la mente como el espíritu.
