Cómo maximizar tu potencial como profesor de yoga

Un estudiante le preguntó a la Dra. Hansa Yogendra, ¿Qué crees que es más difícil practicar o enseñar yoga?. “Enseñar yoga“ respondió la doctora.

Enseñar yoga no es nada fácil. Impartir una clase, cuando no estás preparado, puede ser muy estresante y acabar con la autoestima de cualquiera.

Así que, ahondemos en todas esas cosas que pueden ayudarte a convertirte en un gran profesor, uno de esos que hacen que los estudiantes no se quieran perder ni una clase.

¿Seguro? ¿No debería ser justo al contrario?. Es decir, un buen profesor debería hacer que los estudiantes sean independientes de él, ¿no?. Veamos, ¡empecemos por ahí!

1. Hazte prescindible

Si, has leído bien. Aunque parezca increíble es eso lo que hace un buen profesor.

Enseñar yoga supone conseguir que el estudiante sea autosuficiente e independiente en términos de aprovechar el yoga como una herramienta para cuidar su salud y bienestar mental.

He escuchado a un número suficiente de profesores (¡algunos de ellos veteranos!) decir que tienen estudiantes que han estado unidos a ellos durante años.

Aunque en algún momento esta afirmación pudo considerarse como algo positivo que daba fe de una enseñanza de calidad. Hoy en día podría significar que tus estudiantes no están creciendo.

Enseñar yoga trata sobre despertar la conciencia interna del estudiante para que pueda seguir con su vida, y manejar su cuerpo, pensamientos y energías con las herramientas ancestrales que el yoga pone a su disposición.

Entonces, sí, tu éxito como maestro radica en que tus estudiantes ‘¡NO te necesiten más!’

2. Deja de ser un obsesionado de la alineación

Si, lo sé, es fantástica esa sensación de poder que se siente cuando corriges a otros porque su geometría no es perfecta. Sin embargo, es una clase de yoga, no una línea de montaje.

El profesor de yoga debe ser un jardinero, no un analista de calidad. Debe permitir que florezcan los brotes que están listos y también celebrar las imperfecciones. Cada flor en un jardín es única.

El perfeccionismo no ayuda, por el contrario, podría acabar con el espíritu de algunas personas, y eso no debería ocurrir en ninguna clase de yoga. El propósito es justo el contrario.

El estímulo, la motivación y el refuerzo de las capacidades del alumno son los sellos distintivos de un gran maestro de yoga. Por supuesto, informar de como hacerlo mejor es esencial, pero sin que lleve a situaciones de todo o nada.

3. Prepara sorpresas

Es relativamente fácil alinear a los estudiantes en filas y columnas y hacerles que practiquen tus asanas favoritas, día tras día, semana tras semana.

Pero recuerda que pasaba en tus clases favoritas cuando ibas al colegio. Los profesores se involucraban al 100% y buscaban formas creativas para hacer que todo el mundo aprendiera.

La variedad es la sal de la vida. Es lo mismo con el yoga. Esos sesenta minutos de clase son todo lo que tienes para hacer que tus estudiantes se enamoren del yoga.

Investiga, busca inspiración y planifica las clases para que cada una sea una gran experiencia.

Cuando entras en clase y te presentas ante los estudiantes, sé consciente de que están ansiosos por aprender, y deja que cada minuto esté lleno de diversión, experimentación y aventura.

Algunas formas de lograrlo consiste en mezclar prácticas lentas con otras rápidas, técnicas desafiantes y relajantes, asanas y meditación, discusiones y actividades grupales. Es decir, varía tus clases, huye de la monotonía.

No hay limites, las opciones son infinitas.

4. No dejes de aprender

Hay tantos estilos de yoga como número de practicantes.

Cuando te inscribes en un curso de profesor de yoga, lo más probable es que te expongas a diferentes estilos de practicar yoga.

Si bien eso es más que suficiente para comenzar tu camino no te prepara para años y años de enseñanza.

Cada alumno es diferente. Cada personalidad, cada condición física requiere de un enfoque diferente. Tus clases generalmente tendrán estudiantes de todo tipo, y tu responsabilidad como maestro es permitir que todos se nutran de tu experiencia y conocimiento.

Volviendo a la analogía del jardinero, diferentes semillas necesitan diferentes procesos. Por lo tanto, ¡no dejes nunca de crecer y de mejorar!, siempre encontrarás situaciones nuevas que requieran otras estrategias. Tienes que estar abierto a ello.

Niños, ancianos, pacientes con enfermedades crónicas, limitaciones físicas, mujeres embarazadas o jóvenes que solo quieren sudar como maestro de yoga, debes ser competente para atender todos los casos.

5. Debes estar abierto a valoraciones de todo tipo

Conocer lo que tus estudiantes piensan de ti como profesor es importante. Puede ser a través de un simple formulario anónimo de Google o mediantes comentarios en persona de los estudiantes.

La comunicación con tus alumnos debe ser bidireccional. Preguntales qué tipo de prácticas les gustan más y que otras cosas les gustaría practicar, o aprender, etc

La clase de yoga pertenece a tus alumnos, ¡así que hazles sentir que tienen control y la capacidad de crear las sesiones junto a ti!

Un enfoque predeterminado, rígido y una planificación milimétrica de las clases, no encaja con la enseñanza del yoga. Debes ser muy sensible y flexible a las necesidades cambiantes del grupo de estudiantes.

Te sorprenderá cuánto importan los pequeños detalles y tu capacidad de escuchar y cómo responden tus alumnos a ellas. Estar siempre atento a las necesidades de los alumnos te ayudará a adaptar tus prácticas y a hacerlas más cercanas a las necesidades de los participantes.

6. Por ninguna razón dejes nunca de practicar

A medida que avanzas como profesor y tu capacidad de inspirar mejora, te darás cuenta de que tu calendario comenzara a llenarse.

Tus servicios están cada vez más solicitados, hasta que descubres que has sacrificado tu querida hora diaria de práctica.

¡Nunca dejes que eso suceda!

Puedes pensar en practicar mientras enseñas, pero es una equivocación y pronto te arrepentirás de perder tu sacrosanto ‘tiempo para ti

Enseñar yoga y practicar yoga son dos cosas diferentes, y la primera nunca puede sustituir a la segunda. Por el contrario, es tu práctica de yoga la que alimentará tus clases de yoga y sacará lo mejor de ti como persona.

Por lo tanto, nunca te avergüences de decir no a un compromiso que afecte tu propio crecimiento espiritual.

Para terminar

La carrera de profesor de yoga es muy prometedora y una gran elección para aquellos que lo llevan dentro, pero no olvides que mantenerse siempre fiel a tu ser más auténtico, es la mejor forma de ayudar a otros en su camino hacia una vida de salud y felicidad.

A medida que la teoría que has aprendido se encuentra con la práctica, descubrirás algunas experiencias únicas, muchas de las cuales pueden ser contrarias a lo que estudiaste en el curso de formación. Mantente abierto a esas experiencias, recuerda que la capacidad de adaptación es una virtud.

Y del mismo modo, deja que tus estudiantes permanezcan abiertos a lo todo lo nuevo que se encontraran en su camino, que es único.

Un brindis por la enseñanza y por no dejar nunca de aprender!

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